Los potenciales evocados visuales resultan de los cambios producidos en la actividad bioeléctrica cerebral tras estimulación luminosa. El estímulo más frecuentemente utilizado para obtener PEV, es una imagen en damero (en tablero de ajedrez) que el paciente tiene que mirar fijamente durante unos minutos en la pantalla de televisión. Precisa, por tanto la colaboración activa del paciente.
En pacientes no colaboradores, o que no consiguen ver la pantalla con el damero, se utilizan otros estímulos como destellos luminosos. Éstos producen respuestas evocadas con gran variabilidad inter-individual, en morfología y latencias, por lo que únicamente sirven para determinar si llega el estímulo luminoso a la corteza cerebral, y para comparar la respuesta de ambos ojos, en busca de asimetrías.
Son fundamentales en inflamaciones del nervio óptico (neuritis ópticas), en el diagnóstico de la esclerosis múltiple y en la evaluación de las compresiones de vías ópticas por tumores.